La colocación de un suelo de parquet es un trabajo que requiere de un gran conocimiento y destreza para lograr un acabado perfecto. Para ello, se utilizan una variedad de materiales, entre los que destacan el parquet en sí, la cola, un martillo, una sierra, una sierra circular, una cinta métrica, un nivel de aire, una llana, una lija, una sierra de calar y una lima.

El primer paso para realizar la colocación de un suelo de parquet es medir el espacio en el que se va a colocar. Una vez realizada esta medición, se recortan los tablones según el tamaño previamente fijado. Esta tarea se puede realizar de varias formas, pero la más recomendable es utilizar una sierra circular.

Una vez cortadas las tablas, hay que aplicar una capa de cola al suelo. Esta cola se distribuye de forma uniforme sobre la superficie, dejando una separación entre los tablones para evitar que se unan entre sí. Posteriormente, hay que colocar los tablones en el suelo, procurando que queden perfectamente alineados. Para ello, se puede utilizar una cinta métrica o un nivel de aire.

Una vez colocados los tablones, hay que prensarlos para que queden bien pegados al suelo. Esta tarea se realiza con un martillo, golpeando los tablones con cuidado para no dañarlos.

Finalmente, hay que lijar y pulir el parquet para lograr un acabado perfecto. Esta tarea se realiza con una lija, una sierra de calar y una lima, para eliminar cualquier imperfección.

Con estos materiales, un buen profesional puede conseguir un acabado perfecto en la colocación de un suelo de parquet.